Francisca Niklitschek
Autores colaboradores
Doctor Dmitrij Achelrod
Francisca Niklitschek
Algunos días, nuestro cuerpo nos susurra; otros días, nos habla más alto a través de la tensión, la inquietud o ese agotamiento que parece que no se cura por mucho que durmamos. Son señales del sistema nervioso que nos invitan a recuperar el ritmo.
A lo largo de esta serie sobre regulación del sistema nervioso, hemos explorado cómo naturaleza, meditacióny respiración consciente Cada uno ofrece una puerta única hacia la seguridad y la presencia. El movimiento es otra puerta, una que une estos elementos a través de la acción directa y encarnada. Cuando apoyamos la autorregulación a través del movimiento, dejamos de resistirnos a los procesos naturales del cuerpo y comenzamos a participar en ellos.
El movimiento reconecta la mente y el sistema nervioso a través del ritmo, las sensaciones y la presencia. Ya sea que caminemos, hagamos estiramientos, bailemos o simplemente nos balanceemos, cada gesto envía señales a través del nervio vago, lo que le indica al cuerpo que es seguro relajarse, digerir y recuperarse.
En este artículo, exploraremos cómo el movimiento restaura el equilibrio entre la activación y el descanso, ayuda a liberar el estrés acumulado y ofrece prácticas sencillas y concretas que pueden aportar más calma, claridad y vitalidad a la vida cotidiana.
Cómo el movimiento se comunica con el sistema nervioso
Cuando nos movemos, no solo ejercitamos nuestros músculos, sino que influimos en los circuitos que regulan el estrés, el descanso y el equilibrio emocional. Una de las principales vías neuronales en este diálogo es el nervio vago, como exploramos en el primera parte de esta serie – que conecta el corazón, los pulmones y el intestino con el cerebro. [1], [2]. El movimiento, especialmente el movimiento lento y rítmico, puede activar esta vía, desplazándonos suavemente hacia la regulación parasimpática. (el modo “descansar y digerir”) [3], [4], [5].
El sistema nervioso se nutre de este tipo de ritmo. Cuando aprende a pasar con fluidez de la activación al descanso, gana flexibilidad: la base biológica de la resiliencia.
Completando el ciclo del estrés
Cada respuesta al estrés en el cuerpo está diseñada para tener un principio, un desarrollo y un final. El problema es que, en la vida moderna, a menudo experimentamos las dos primeras fases: la activación y la tensión, sin llegar nunca al acto final: la liberación. El cuerpo se queda atascado a mitad de la historia.
Cuando algo nos amenaza o nos abruma, el sistema nervioso simpático nos inunda de adrenalina y cortisol, energía destinada a ayudarnos a correr, luchar o movernos. [6], tal y como comentamos en el primer artículo de esta serie. Pero en un mundo en el que nuestros “depredadores” son los correos electrónicos y los plazos de entrega, rara vez dejamos que esa energía complete su ciclo natural. Permanece circulando dentro de nosotros, tensando la mandíbula, acortando la respiración y manteniendo el sistema en alerta.
El movimiento vuelve a abrir la puerta de salida. Permite al cuerpo hacer lo que está programado para hacer: expresarse, descargarse y volver al equilibrio. [7]. Esto es lo que investigadores como Peter Levine denominan “completar el ciclo del estrés”, es decir, terminar la secuencia física que permite al sistema nervioso reconocer que la amenaza ha desaparecido. [8], [9].
Quizás hayas observado este instinto en los animales: un ciervo tiembla después de escapar del peligro, un pájaro se sacude las plumas tras un percance. Ese temblor es sabiduría: el cuerpo libera la activación, asegurando que el siguiente momento comience con energía renovada. Nosotros también tenemos esa capacidad, solo que hemos aprendido a suprimirla.

Cuando nos movemos, nos sacudimos, caminamos o bailamos con plena conciencia, le damos a nuestro sistema nervioso una señal clara: se acabó, ahora puedes descansar. [4], [10]. Esta finalización restaura la sensación de seguridad, coherencia y estabilidad. Con el tiempo, también enseña al sistema que el estrés puede atravesarlo, en lugar de quedarse almacenado en su interior.
Este proceso consiste en recordar que el movimiento es una puerta hacia el hogar, una forma de dejar que la vida fluya a través del cuerpo, en lugar de acumularse en su interior.
El tipo de movimientos que te ayudan a regularte
El movimiento no tiene por qué significar un entrenamiento, una clase de yoga o algo que planifiques en tu agenda. Puede ser una conversación sutil, espontánea y profundamente personal entre tu cuerpo y tu sistema nervioso. Cuando empieces a escuchar, te darás cuenta de que tu cuerpo ya sabe exactamente cómo quiere moverse.
La invitación es sencilla: en lugar de preguntarte “¿qué debo hacer?”, prueba a preguntarte “¿qué necesita mi cuerpo en este momento?”. A continuación se presentan diferentes tipos de movimientos que ayudan a restablecer el equilibrio del sistema nervioso, cada uno de los cuales ofrece una puerta diferente hacia la presencia, la seguridad y la vitalidad.
Movimiento lento y rítmico: encontrar el equilibrio
Cuando te sientes sobreestimulado o ansioso, los movimientos lentos y rítmicos ayudan al sistema nervioso a recuperar el equilibrio. [11], [12], [13].
Puedes probar:
- Caminar despacio y conscientemente, prestando atención al contacto de los pies con el suelo.
- Estiramientos suaves o yoga, moviéndose con la respiración en lugar de contra ella.
- Balanceándose, de lado a lado o de adelante hacia atrás, como un árbol con una suave brisa.
- Mecerte mientras estás sentado o tumbado, un ritmo primitivo que los humanos usan instintivamente para calmar a los bebés y a sí mismos.
Deja que tu respiración siga el movimiento. En unos minutos notarás cómo tu pulso se ralentiza y tu percepción se amplía, señal de que tu sistema parasimpático vuelve a tomar el control.
Sacudir y soltar: dejar que la energía fluya
A veces, la regulación no proviene de la quietud, sino del movimiento, que es un poco salvaje, incluso desordenado. El estrés y la tensión son energías físicas, y el cuerpo está programado para completarlas a través del movimiento. [8], [14].
Puedes probar:
- Sacudir los brazos, las piernas y el torso durante uno o dos minutos, como hacen los animales después de un susto.
- Bailar intuitivamente al ritmo de la música que se adapta a tu estado actual, no al estado que desearías tener.
- Correr, saltar o caminar a paso ligero cuando te sientas con energía o inquieto.
Estos movimientos ayudan al sistema nervioso simpático a completar su ciclo de activación, liberando la energía atrapada en lugar de almacenarla en forma de tensión. [15], [16]. Después, tómate un momento para volver a sentir tu cuerpo, percibe el calor, el cosquilleo o la sensación de espacio que a menudo sigue a la liberación.
Movimiento equilibrado e integrador: encontrar el flujo
También hay ocasiones en las que lo que necesitas es equilibrio, movimientos que se sientan estables, coordinados y centrados. Esta es la habilidad que te permite moverte con control consciente, asegurando que la fuerza de tu cuerpo se canalice de forma segura y eficiente. Las prácticas conscientes que combinan la presencia con un mayor esfuerzo incluyen la estabilidad controlada y profunda del core de Pilates, mantener las posturas de yoga, las transiciones lentas y continuas que se encuentran en el Tai Chi o el trabajo de resistencia lento, que invitan a un diálogo entre el esfuerzo y la facilidad.
Estos movimientos mejoran la capacidad del cuerpo para percibir su posición y orientación, lo que ayuda al sistema nervioso a sentirse seguro y estable en el espacio. [17], [18], [19], [20]. Cuando te mueves lentamente y con conciencia, empiezas a sentir que puedes habitar tu propio cuerpo plenamente, alerta pero sin tensión, fuerte pero sin rigidez.
Micro-movimientos cotidianos: manténgase conectado con usted mismo
La regulación no necesita esperar a un momento especial. Pequeños movimientos conscientes integrados en el día a día pueden actuar como suaves reinicios para el sistema nervioso. [21], [22].
Puedes probar:
- Mover los hombros durante los descansos del trabajo.
- Gira lentamente la cabeza, prestando atención al cuello y la mandíbula.
- Respira profundamente y estírate antes de abrir tu próximo correo electrónico.
- Coloca una mano sobre tu corazón o tu vientre y siente cómo se mueve tu respiración debajo de ella.
Entre reuniones, llamadas o desplazamientos, incluso los gestos más pequeños pueden cambiar tu estado interior. Mueve los hombros. Estira la columna vertebral. Ponte de pie y balancea el cuerpo mientras esperas a que hierva el agua. Cada micromovimiento le susurra a tu sistema nervioso: «Estoy aquí, te escucho».
En última instancia, el movimiento no es algo que se hace, sino algo con lo que se establece una relación. Tu cuerpo está siempre en comunicación con la gravedad, la respiración y el mundo que te rodea. Cuando dejas que esa comunicación se desarrolle de forma consciente, empiezas a sentirte más a gusto contigo mismo. No hay una única forma correcta de hacerlo. El movimiento adecuado es aquel que te acerca a una sensación de presencia, vitalidad y confianza.
Conclusión: Deja que tu cuerpo te guíe de vuelta a la regulación.
La regulación del sistema nervioso no es algo que logramos de una vez por todas. Es un ritmo, una danza viva entre la activación y el descanso, la tensión y la relajación, el hacer y el ser. Y el cuerpo siempre mantiene el ritmo.
El movimiento es una forma sencilla y fiable de volver a conectar con ese ritmo. Cada gesto, ya sea un estiramiento lento, una exhalación profunda o un movimiento espontáneo, es un mensaje para tu sistema nervioso: estoy aquí, estoy escuchando, estoy a salvo. Estos pequeños actos conscientes ayudan a restablecer el equilibrio entre las ramas simpática y parasimpática, permitiendo que la energía fluya en lugar de quedarse atrapada en el interior.

Con el tiempo, esta práctica se convierte en algo más que una simple norma, se convierte en una relación. Empiezas a reconocer las señales sutiles que envía tu cuerpo mucho antes de que el estrés se convierta en agobio. Sientes cuándo moverte, cuándo descansar y cuándo simplemente respirar. Esta conciencia incorporada es lo que los investigadores describen como flexibilidad autónoma, la capacidad de adaptarse con fluidez y elegancia.
Este artículo sobre el movimiento completa un círculo que hemos estado explorando a lo largo de esta serie: las formas en que podemos apoyar nuestro sistema nervioso a través de naturaleza, meditación,respiración consciente, y ahora, movimiento. Cada uno es un camino de regreso a la presencia, y juntos forman un mapa para vivir en mayor coherencia con nosotros mismos y con la vida.
En Evolucionar, Creemos que el crecimiento se produce a través de la conciencia: mediante la práctica constante y compasiva de volver a nosotros mismos. Cada acto de regulación es un pequeño acto de alineación interior, una forma de cultivar la resiliencia, la claridad y la confianza en la sabiduría del cuerpo.
Cuando dejas que tu cuerpo te guíe, estás creciendo hacia ti mismo. Y ese es el milagro silencioso y continuo de estar vivo.
Bibliografía
[1] S. Breit, A. Kupferberg, G. Rogler y G. Hasler, «El nervio vago como modulador del eje cerebro-intestino en trastornos psiquiátricos e inflamatorios», Front. Psychiatry, vol. 9, marzo de 2018, doi: 10.3389/fpsyt.2018.00044.
[2] L. Ma, H.-B. Wang y K. Hashimoto, «El nervio vago: un actor antiguo pero nuevo en la comunicación entre el cerebro y el cuerpo», Brain. Behav. Immun., vol. 124, pp. 28-39, febrero de 2025., doi: 10.1016/j.bbi.2024.11.023.
[3] Q. Chen et al., «La flexibilidad autónoma refleja el aprendizaje y la neuroplasticidad asociada en la vejez», Hum. Brain Mapp., vol. 41, n.º 13, pp. 3608-3619, junio de 2020, doi: 10.1002/hbm.25034.
[4] M. Daniela, L. Catalina, O. Ilie, M. Paula, I. Daniel-Andrei y B. Ioana, «Efectos del entrenamiento físico en el sistema nervioso autónomo, con especial atención a los efectos antiinflamatorios y antioxidantes», Antioxidants, vol. 11, n.º 2, p. 350, febrero de 2022., doi: 10.3390/antiox11020350.
[5] N. Imagawa et al., «El impacto de las intensidades de estiramiento en las respuestas neuronales y autónomas: implicaciones para la relajación», Sensors, vol. 23, n.º 15, p. 6890, agosto de 2023., doi: 10.3390/s23156890.
[6] R. M. Sapolsky, Por qué las cebras no tienen úlceras: El aclamado Guide para el estrés, las enfermedades relacionadas con el estrés y la capacidad de afrontamiento (tercera edición). Henry Holt and Company, 2004.
[7] M. Daniela, L. Catalina, O. Ilie, M. Paula, I. Daniel-Andrei y B. Ioana, «Efectos del entrenamiento físico en el sistema nervioso autónomo, con especial atención a los efectos antiinflamatorios y antioxidantes», Antioxidants, vol. 11, n.º 2, p. 350, febrero de 2022., doi: 10.3390/antiox11020350.
[8] Peter A. Levine, En voz silenciosa: cómo el cuerpo libera el trauma y restaura el bienestar. North Atlantic Books, 2010.
[9] P. Payne, P. A. Levine y M. A. Crane-Godreau, «Corrigendum: Somatic Experiencing: using interoception and proprioception as core elements of trauma therapy», Front. Psychol., vol. 6, abril de 2015, doi: 10.3389/fpsyg.2015.00423.
[10] H. Mitsuishi, «El efecto de la gimnasia de estiramiento breve y de baja intensidad sobre la actividad del sistema nervioso autónomo y la función cognitiva», Health (N. Y.), vol. 14, n.º 12, pp. 1274-1286, dic. 2022, doi: 10.4236/health.2022.1412090.
[11] C. Collet, F. Di Rienzo, N. Hoyek y A. Guillot, «Correlatos del sistema nervioso autónomo en la observación del movimiento y la imaginería motora», Front. Hum. Neurosci., vol. 7, julio de 2013, doi: 10.3389/fnhum.2013.00415.
[12] «Interacción de los cambios rítmicos lentos en el sistema nervioso | Nature». Consultado el 17 de octubre de 2025. https://www.nature.com/articles/1981095a0
[13] E. Marder y D. Bucher, «Generadores de patrones centrales y el control de los movimientos rítmicos», Curr. Biol., vol. 11, n.º 23, pp. R986-R996, nov. 2001, doi: 10.1016/S0960-9822(01)00581-4.
[14] D. Berceli, M. Salmon, R. Bonifas y N. Ndefo, «Efectos de los temblores terapéuticos autoinducidos no clasificados sobre la calidad de vida de los cuidadores no profesionales: un estudio piloto», Glob. Adv. Health Med., vol. 3, n.º 5, pp. 45-48, septiembre de 2014., doi: 10.7453/gahmj.2014.032.
[15] E. Barbera, «Regulación a través del ritmo: revisión bibliográfica sobre los enfoques de la terapia de danza y movimiento para facilitar la regulación del sistema nervioso.».
[16] P. Payne, P. A. Levine y M. A. Crane-Godreau, «Somatic experiencing: using interoception and proprioception as core elements of trauma therapy», Front. Psychol., vol. 6, febrero de 2015, doi: 10.3389/fpsyg.2015.00093.
[17] «¿Cómo te sientes? | Princeton University Press». https://press.princeton.edu/books/paperback/9780691204086/how-do-you-feel
[18] J. Rocha, F. A. Cunha, R. Cordeiro, W. Monteiro, L. S. Pescatello y P. Farinatti, «Efecto agudo de una sola sesión de Pilates sobre la presión arterial y el control autonómico cardíaco en adultos de mediana edad con hipertensión», J. Strength Cond. Res., vol. 34, n.º 1, pp. 114-123, ene. 2020, doi: 10.1519/JSC.0000000000003060.
[19] S. Sato, S. Makita, R. Uchida, S. Ishihara y M. Masuda, «Efecto del entrenamiento de Tai Chi sobre la sensibilidad barorrefleja y la variabilidad de la frecuencia cardíaca en pacientes con cardiopatía coronaria», Int. Heart. J., vol. 51, n.º 4, pp. 238-241, julio de 2010., doi: 10.1536/ihj.51.238.
[20] S. Telles, S. K. Sharma, R. K. Gupta, A. K. Bhardwaj y A. Balkrishna, «Variabilidad de la frecuencia cardíaca en pacientes con dolor lumbar crónico asignados aleatoriamente a yoga o atención estándar», BMC Complement. Altern. Med., vol. 16, n.º 1, p. 279, agosto de 2016., doi: 10.1186/s12906-016-1271-1.
[21] J. Ryu y E. Torres, «El sistema nervioso autónomo distingue entre los niveles de intención motora y el efector final», J. Pers. Med., vol. 10, n.º 3, p. 76, julio de 2020., doi: 10.3390/jpm10030076.
[22] «Evaluación de los micromovimientos durante el estrés psicosocial agudo», MaD Lab. https://www.mad.tf.fau.de/research/projects/empkins-d03/micro-movements/
Patrick Liebl,
Facilitador principal y experto en integración
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